sábado, 26 de diciembre de 2009

Réquiem por un buga

Buga.” Esa palabra que en la jerga gay de México se refiere a los heterosexuales con connotaciones similares a la que los magos de Howarts se refieren a los mortales comunes como “muggles,” está en crisis.

No se sabe, en realidad, nada sobre su origen. Existen teorías muy complejas que recurren a vocablos medievales en la península Ibérica, otros se remontan al Porfiriato, pero la verdad es que nadie tiene idea y todos aproximan conclusiones no sé si por mostrar sapiencia etimológica o por desesperación ante la incertidumbre. La explicación más aceptada es que, independientemente de su origen, la palabra “buga” como “heterosexual,” surge por un caso raro de antonimia de palabras autocontradictorias, esto es, palabras que significando una cosa, comienzan a utilizarse para significar su contrario. Posiblemente “buga” venga de la forma despectiva de referirse a los homosexuales como “bugambilios” y un uso coloquial, lúdico y abreviado de la palabra terminó invirtiendo su significado. Ahora sí que quién sabe.

El caso es que la palabra ha existido y ha sido empleada para referirse no sin cierta lógica de club secreto a todos los que no pertenecen a él. “Buga” es la venganza del homosexual mexicano al referirse al heterosexual como un ser “diferente”, “ignorante de su realidad”… Incluso como un cavernícola que merece cierta compasión por su precaria situación. Es una palabra divertida y que, sin duda, da identidad al colectivo LGBT como ghetto. Yo la conocí en mis primeros pasos fuera del clóset y debo confesar, no sé si porque soy un clavado de las palabras y sus significados, me ayudó en el proceso. Me hizo sentir que entraba a un club y se me hacía entrega de sus secretos, sus formas, sus membretes.

Recientemente me he enterado que ciertos círculos de la homosexualidad chilanga (particularmente los más jóvenes y adinerados) han comenzado a despreciar esta palabra y a sustituirla por "straight.” Además de la horrible musicalidad que se desprende de incorporar esta particular combinación de consonantes al vocálico español, la palabra en sí misma y en su propio contexto estadounidense pierde una importante carga simbólica y hasta parte de reconocer que el heterosexual es “recto”, “correcto”, “dentro de la norma” mientras que el homosexual es un ser torcido. No logro todavía entender cómo es posible que los juniors de hoy hayan optado por algo así.

Se me ocurre que, como muchos otros fenómenos derivados de la reciente y activa incorporación de la vida gay al mainstream de la sociedad mexicana, los homosexuales ya no somos parte de un ghetto, una comunidad con características propias que nos unen, sino simplemente personas que tenemos preferencias homosexuales sin que esto nos segregue o siquiera nos diferencie en forma alguna de nuestro núcleo social que incorpora otros temas. En este sentido, el “fresa” buscara distanciarse de lo “naco” como si de eso dependiera su ruina o éxito social. Hoy en día, en la tremenda ignorancia, irreverencia e irrespeto que caracteriza a las personas con poca educación, pero muchos recursos (económicos o políticos), al cierto uso de palabras etiquetadas como “nacas” parecen haber sumado la palabra “buga.” Aunque entiendo que el proceso es apenas incipiente, la bola de nieve ya ha sido tirada. Supongo que poco a poco la connotación tradicional de “buga” perderá cierto valor y servirá como un simple indicador más para el eterno conflicto social de los mexicanos.

El hecho es lamentable pues implica una cierta pérdida de identidad particular de un grupo mexicano que si bien contaba con las características comunes a todos los colectivos LGBT del mundo occidental (desde el momento que nos identificamos como tales con la palabra “gay”), también tenía elementos propios. Es curioso como el Facebook, la constante exposición a la televisión estadounidense y, en general, la pereza común para utilizar otros productos culturales, el discurso por la diversidad social es más bien hipócrita: hoy, cierto grupo gay nos pide a los demás normalizarnos, estandarizarnos frente al ideal estadounidense.

¿Será que los bugas se convertirán en “straights”?

1 comentario:

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